jueves, 17 de junio de 2010

Capitulo I. -4 de Julio-





4 de julio de 1977.


Un día festivo muy importante, tanto que incluso la producción de la película "The Wiz" se toma la libertad de detener la filmación ese día para pasarlo con la familia.
En la playa yacía una delgada y solitaria silueta, que miraba al horizonte con melancolía. Michael Jackson, la estrella más joven de aquella filmación, se encontraba totalmente solo en ese día que todos habían tomado para estar con sus familias.
Él habría deseado hacer lo mismo, juntarse con los suyos y hacer un día de campo como la mayoría de las personas solían hacer en esa fecha, pero no era posible, y ya no digamos por cuestiones ideológicas o religiosas, sino porqué la mayoría de su familia se hallaba dispersa en Los Ángeles, ocupados con sus propios asuntos.
Y aquellos que estaban con él en la ciudad de Nueva York también habían hecho planes para ese día. Jermaine había prometido a su esposa que la llevaría a ver un espectáculo en Broadway, se lo había cancelado tantas veces por cuestiones de trabajo que simplemente no podía hacerlo una vez más; LaToya, por su parte, había salido con unas amigas a pasar un día de compras, obviamente lo que menos querría sería tener a su pequeño hermano menor haciendo de quinta rueda. Diana le había invitado a unirse a su celebración, pero Michael declinó la oferta; a lo igual que él, Diana había estado trabajando mucho sin poder estar con su familia, y al chico no le pareció correcto estar presente en aquel momento tan intimo y ansiado para la familia Ross.
El joven artista suspiró. Debía admitir que tenía días en los que se sentía algo deprimido, y eso a raíz de la última vez que llamó a casa. Su madre había atendido el teléfono y pese a que se notaba que le daba mucho gusto oírlo, pudo notar que en su voz había un dejo de pena y no precisamente por tener a uno de sus cachorros lejos del cúbil, puesto a que Katherine Jackson, si algo sabía afrontar, era la lejanía de sus retoños.
-Seguro Joseph le hizo algo.- Pensaba Michael para sí, mientras que su madre no paraba de ponerle al tanto de como se hallaban todos, del nuevo trabajo que mantenía a Janet fuera de casa durante todo el día o de la nueva novia de Randy que al parecer lo traía de cabeza.
-Entonces, no puedo saludarlos, ¿verdad? Lo entiendo, quizá podamos reunirnos el cuatro de julio, he escuchado que la producción se tomará el día, quizá en sus trabajos ocurra igual, y podríamos juntarnos para comer algo, podriá tomar un vuelo rápido a L.A y...-
-No lo creo, cariño. Tus hermanos van a pasar el día con las familias de sus esposas, Randy ya hizo planes para salir con su novia y Janet estará trabajando; tu padre ha decidido pasar el día trabajando también, así que yo he pensado en visitar a tu abuela.-
-Oh... entiendo.- Replicó, esforzándose por sonar animado, como si eso no le afectara.- Entonces, será después.-
-Sé que te sientes nostálgico, Michael, pero recuerda que solo será por un breve tiempo.-
Katherine, tan perceptiva como su hijo, había notado su verdadero estado anímico.- Pero recuerda que ellos están cumpliendo sus sueños, igual que tú. Además, esta película era lo que estabas esperando desde hace mucho tiempo, y debes aprovecharla y disfrutar esta experiencia al máximo, debes gozarla lo más que puedas.-
-Lo hago... pero a veces siento que con gusto lo dejaría todo por un solo día en familia.-
Katherine sonrió, y su dulce voz en el auricular fue para Michael casi como tenerla ahí mismo, abrazándolo y confortándolo como solía hacer siempre desde que era niño.
-Lo sé, mi amor, te entiendo perfectamente. Pero eso sería renunciar a ti mismo, todo esto que has dejado salir al mundo, tu música, tu talento, eso eres tú, y dejarlo todo por algo, aunque sea por la familia, sería perderte a ti mismo.-Michael suspiró involuntariamente por el teléfono.- Procura gozar de tu experiencia ahora, anímate y verás que todo será mejor cuando vuelvas a casa, nos reuniremos todos y la pasaremos juntos, ¿de acuerdo?-
-De acuerdo.- Replicó Michael, tratando de animarse.
Michael había hecho caso a su madre, se esforzaba cada día en el set y disfrutaba al máximo la experiencia de ser aquel desadaptado espantapájaros, tanto que le costaba dejar el disfraz después de las jornadas; el espantapájaros había sido su válvula de escape, su ayuda para pasar los momentos de tensión o tristeza.
Pero ahora no podía contar con él, su disfraz lleno de retazos de papel y basura se hallaba encerrado en la bodega junto con el resto del equipo, esperando a que pasara el feriado para revivir de nuevo.
Michael se puso de pie, tomó la tabla de surf que yacía clavada en la arena a un lado suyo y se encaminó al mar. Si debía pasar el día solo, por lo menos lo pasaría a su manera.
Pero apenas dio unos pasos cuando algo lo detuvo. Una punzada, un agudo dolor en el pecho.
Quiso ignorarlo e intentó continuar su camino, pero nuevamente, tras dar unos pasos volvió a sentir ese dolor. Se llevó la mano al pecho, algo nervioso. Eso ya no era normal.
Pese a no querer interrumpir, Michael optó por volver a casa de su hermano, corrió lo más que pudo, el lugar no se hallaba muy lejos.
Entró a la casa de golpe. Hazel, que se hallaba en el recibidor, al verlo se precipitó sobre él.
-¡Michael! ¡Michael! ¿Estás bien, qué te pasa? ¡Jermaine! ¡Es Michael, algo le pasa, se ve muy mal!-
En unos segundos apareció Jermaine, bajando de un salto los últimos escalones, pues venía del segundo piso, donde se arreglaba para salir con su esposa. Igual que Hazel, se dejó ir hacia Michael.
-¡Michael! ¡¿Qué te pasa?!-
Michael no pudo responder, sentía que le faltaba el aire.
En un segundo cerró los ojos, había perdido el conocimiento.

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